Si tienes curiosidad
por el pasado de la villa de Orgaz, seguramente no encontrarás una fuente más
solvente y prolija que las publicaciones del protagonista de la conversación
que hoy nos ocupa. Jesús Gómez Fernández-Cabrera ha publicado libros y
artículos sobre temas orgaceños, y desde 1998 mantiene el sitio web www.villadeorgaz.es, donde publica el
resultado de sus investigaciones sobre el pueblo en el que nació y creció. De
nuestro pueblo tratan sus libros Orgaz.
Guía de Patrimonio.2004; La villa de
Orgaz. Textos e imágenes. 2008; Petra
Cuevas. Una luchadora. 2013; Señores
y condes de Orgaz. Notas biográficas y documentales (2 tomos). 2021; o La
villa de Orgaz y otros textos de Juan Moraleda y Esteban. 2022.
Jesús
Gómez nació en Orgaz en 1947 y nunca ha dejado de estar ligado a su pueblo.
Reside en Sevilla, donde ha trabajado como jefe del Servicio de Documentación y
Publicaciones en organismos de la Junta de Andalucía. Ha sido profesor de
Archivística y Documentación en varias universidades y es autor también de
múltiples publicaciones profesionales. Fue galardonado en 1999 con el Premio
Blas Infante de «Iniciativas innovadoras que favorecen la modernización de la
Administración Pública», otorgado por Junta de Andalucía, por su trabajo Derecho y Administración Pública en
Internet. En 2022 es nombrado
Académico Correspondiente por Orgaz de la Real Academia de Bellas Artes
y Ciencias Históricas de Toledo.
JOSE MARIA.- ¿Cuáles son los primeros recuerdos que tienes
de Orgaz?
También recuerdo que algunas veces la madre Dolores me llevaba a la
cocina. Tengo la imagen de unos fogones muy altos, y me daba galletas o
recortes de pan de ángel. Al llegar por la mañana, las niñas y los párvulos nos
colocábamos alrededor del patio del colegio y cantábamos el “Cara el sol” y se
hacían algunos rezos.
Había una estufa de leña donde cada día se calentaba un caldero de agua
para hacer la leche en polvo que regalaban a Franco los americanos por el Plan
Marshall. También nos daban un trozo de un queso muy grande que se cortaba con
un alambre. Llevábamos una jarrita y un trozo de pan en una talega de tela, ya
que no había plástico. El recreo lo hacíamos en la calle. El maestro tenía una
varita de olivo que no veas cómo se pegaba a la palma de la mano. También
recuerdo las “braserillas” que algunos
llevaban para calentarse los pies.
.
JOSE MARIA.- ¿Qué recuerdas del
Orgaz de los años 50?
Veía salir las yuntas de mulas con los arados
arrastrando camino del campo, o las galeras que traían la paja, los sacos de
trigo. O cuando traían las uvas a las bodegas. Me gustaba mucho ir a las eras y
a las huertas, también a la calera con mi abuelo Paco. En verano nos
bañábamos en las albercas.
Hacíamos la vida en la calle, jugábamos al aro, al círrio, a pídola, en
el Paseo, que entonces era terrizo, jugábamos a las chapas, al rejo, y más
cosas. En las siesta nos escapábamos y en la misma calle de mi casa cazábamos
palomas haciendo una trampa con un cajón y una cuerda. En el Paseo recogíamos las crías de cernícalo
que se caían de los tejados de la iglesia y los criábamos en casa a base de
bofes.
JOSE MARIA. - ¿Y
los orgaceños de esos años?
JESÚS. - Tengo una cierta imagen
de tristeza, gente campesina con las blusas, gente trabajadora. No tengo datos
para valorar. Por las tardes, mientras mi madre cosía, se reunían alrededor del
brasero varios viejos que tenían allí una especie de tertulia y contaban todas
las penalidades que habían pasado en la guerra, y las que estaban pasando en
esos momentos. Contaban cosas de la guerra que yo no entendía y me hacía un lio
con quiénes eran los buenos y quien los malos.
Me llamaba la atención que el tío Mariano, que era el tío de mi madre y
había sido gañán, contaba que cuando le tocaba el turno tenía que dormir en la
cuadra de las mulas, eso era normal en las casas de los hacendados. Me sigue
llamando la atención que, a pesar de todo, él tenía veneración por sus señores.
Yo me preguntaba, pero si le estaban obligando a dormir en la cuadra con las
mulas, ¿cómo puede hablar bien de los señores?
JOSE MARIA. - Provienes de una familia grande con muchos
hermanos, tu padre era funcionario…
JESÚS. - Era Oficial del Juzgado.
Mi abuelo Santiago era muy emprendedor,
tenía una carnicería, una bodega, y además fue Alguacil municipal. Quería
algo mejor para mi padre y le puso de escribiente con un notario. Mi padre se
hizo un gran calígrafo y después un veloz mecanógrafo, dos grandes habilidades
para su trabajo. Algunas veces cuando busco información en los archivos me
tropiezo con algún documento escrito o firmado por él, lo reconozco solamente
por la letra, y me llevo una gran alegría. A veces hago fotos y se la mando a
mis hermanos.
Mi abuelo, como yo era el primogénito, me llevó a todas partes siendo
niño. Recuerdo que me llevaba en un tílburi por los montes a comprar ganado,
lógicamente también iba mucho al matadero con él; ver esas imágenes no me
afectaba, era espectacular cuando
sacrificaban una vaca. No me causó trauma alguno. En aquellos tiempos había
costumbres y valores diferentes en cuanto al respeto a los animales, hacíamos
autentica barbaridades En cada casa
solía haber un basurero, entonces no había contenedores ni recogida de basura.
En la otra parte de mi casa teníamos en medianería un basurero con Manuel María, que era también carnicero,
mataba reses en el corral esporádicamente y los restos los echaba ahí al basurero,
los perros de la calle se metían en
busca de alimento, y nosotros nos divertíamos poniéndonos en la puerta de la
calle, cuando el perro salía le cogíamos entre la puerta y la pared... ¡Una
auténtica barbaridad! esa era entonces la cultura y la educación. Afortunadamente
hemos cambiado mucho.
JOSE MARIA. - Veo
que eras un fichaje…
JESÚS. - No, no, no, yo creo que era habitual, era la educación que
teníamos, es decir…respeto al animal, ninguno. Hoy nadie lo haría ni lo
permitiría.
JOSE MARIA. -
Decíamos que tu padre era funcionario de Justicia. Con el sueldo de un
funcionario de aquellos años, se pasaría mal con 6 o 7 personas a su cargo.
JESÚS. - Si, se pasaba muy mal.
Tanto que mi padre practicaba el pluriempleo. Tenía colmenas, ayudaba a mi
abuelo en el matadero, incluso hacía de matachín por las casas en la época de
la matanza de los cerdos. Y mi madre, aparte de ser ama de casa, vendía la
leche de las vacas de mi abuelo, preparaba la casquería de las reses que vendía
mi abuelo en la carnicería, nos hacía la ropa a todos, etc. etc. Todavía
recuerdo una cazadora de pana que me hizo, con sus pantalones cortos a juego; y
la cazadora, en vez de botones, como gran novedad se cerraba con una cremallera.
Mis padres querían, igual que mi abuelo,
que los hijos ascendieran, que
vivieran mejor y se empeñó en darnos estudios. Fueron pioneros entre los de su
clase dando estudios a mi hermana María, y mandándola a un internado a estudiar en Toledo. Yo fui el primero de
mis hermanos en ir al internado de los Escolapios en Getafe, por ser el mayor. Tengo una experiencia
vital. Tú sabes que antes, cuando salías del pueblo y te encontrabas con un
paisano, pues era una alegría… pero cuando llegué al internado
me encontré algunos internos que eran de Orgaz que ni me saludaron ni me
hicieron caso en todo el curso. ¿Quizás porque a los Escolapios iban sólo los
ricos?
Por otra parte, yo tenía unos remordimientos tremendos de estar en el
internado.
JOSE MARIA. - ¿Por
qué?
JESÚS. - Yo sentía una situación
de privilegio en el colegio, comparado a cómo se vivía en mi casa. Al terminar
de comer te ponían de postre dos naranjas, en casa ponían media naranja, una
naranja para dos, las meriendas te ponían dos onzas de chocolate y un plato
grande de cacahuetes. En el internado había ducha y en mi casa todavía no había
agua corriente. En Orgaz nosotros no íbamos al cine, en el colegio yo iba al cine
los jueves y los domingos. Eso para mí me fue un revulsivo, porque yo veía los
esfuerzos que hacían en mi casa para que yo estudiara, hasta el punto que en el
primer trimestre salí en el “cuadro de honor” en el que los curas ponían a los
alumnos con mejores notas.
JOSE MARIA. - Al
ser el mayor fuiste el primero en ir a un colegio interno, ¿Cómo fue el
ingreso, etc. etc.?
JESÚS. - Bien, fue de película
de Berlanga. Mi padre contó con mucha ayuda, ayuda desinteresada de un juez que
había por aquel entonces en Orgaz. Se llamaba José María Morenilla. Por cierto,
los primeros pantalones largos que tuve eran heredados de este señor.
Como sabes, en el pueblo hacíamos el Bachillerato “por libre”; es decir,
estudiábamos todo el curso con los maestros y en junio íbamos a examinarnos en
el Instituto de Toledo. Yo me atasqué en Tercero, imposible aprobar todas, y
llegó el momento de decidir si me ponían a trabajar o estudiar. El juez le dijo
a mi padre: Paco, tu niño tiene que estudiar. Afortunadamente, le
reforzó en la idea de que estudiásemos.
Recuerdo que don José María, tenía un coche, que era como
un escarabajo, un Renault 4/4: pues don
José María nos llevó a mi
padre y a mí en su coche al colegio de
Getafe, a mitad del verano, porque me tenían que hacer un examen de ingreso.
Nos recibió el rector de los Escolapios, recuerdo bien la estampa: yo, detrás
de mi padre asustado, la imagen perfecta del juez pequeñito y el cura un tipo
muy alto con su sotana que dijo: «que se
venga al niño conmigo que le vamos a hacer la prueba». Con todo lo pequeño que era el juez se encaró
con el cura: «pero sí el chico viene aquí porque en su pueblo no puede
estudiar, no sabe y viene aquí a aprender». Al final no me examinaron y me
admitieron en el internado. A ese juez, yo le debo mucho y siempre le he estado
agradecido.
La escena siguiente parece también una película de Berlanga. Llegado el
mes de septiembre, el día que tenía que ingresar en el internado el juez se
brindó de nuevo a llevarnos con su coche, porque aparte de mi maleta de cartón había
que llevar el colchón y la ropa de cama. Había que ver a todo un juez luchando
para colocar la maleta en la baca del coche, yo en el asiento trasero con el
colchón de lana, mi madre que no había salido en su vida del pueblo, sentada al
lado del Sr. Juez. Te hablo de un juez, un juez entonces era dios.
En el internado me fue muy bien. En sexto de bachillerato, como me parecía magnifica la labor que hacían
los Escolapios, tomé cierta conciencia social, me obnubilaron los curas y me
fui al seminario. Mi experiencia del seminario fue fantástica, me lo pasé muy
bien y me ayudó a ser la persona que soy ahora.
JOSE MARIA. -
¿Sobre qué años estamos hablando?
JESÚS. - Pues sería los años 65 o
66. En el seminario me tocó un tiempo de mucha novedad, el Concilio Vaticano
II, el mayo del 68, etc. Tuve la suerte de estar en la vorágine renovadora,
siempre estuve en los momentos rompedores.
Mi padre, con la obsesión de asegurarme un futuro me obligó en quinto y en sexto a estudiar Magisterio en el verano, y en el seminario compaginé los estudios de Filosofía con Magisterio, lo que me permitió trabajar como Maestro de Primera Enseñanza cuando terminé con los Escolapios estando en Sevilla en el año 74.
JOSE MARIA. - ¿Veo
también que eres aficionado a las motos?
JESÚS. - He tenido motos toda la
vida.
JOSE MARIA. - ¿Sí?
JESÚS. - Sí, sí, sí.
JOSE MARIA. - No te imagino con un casco en la cabeza.
JESÚS. - Pues tengo muchos
kilómetros y muchos viajes hechos en moto, con Ada mi mujer, por toda España.
Además siempre la he usado para mis desplazamientos diarios. A Orgaz vine
muchas veces con la moto, con el correspondiente disgusto de mi madre.
JOSE MARIA. - ¿Y de la mili que me cuentas?
JESÚS. - No, no hice la mili. Es
largo de explicar y difícil de entender,
un privilegio del clero en la España de Franco.
JOSE MARIA. -
También veo que eres un manitas y te gustan las manualidades
JESÚS. - Sí, hago todo tipo de
reparaciones, ese tipo de cosas. Me gusta mucho la carpintería y también le he
dado algo a la pintura.
JOSE MARIA.- Sobre
el tema de Orgaz, de su historia, ¿Cuándo te entra el gusanillo?
JESÚS. - Pues se puede decir
que siempre me ha gustado. De pequeño guardaba
los programas de feria y ese tipo de cosas.
Ha sido una de mis aficiones. Cuando en los años 80 apareció Internet,
comencé al subir las cosas que tenía, y poco a poco fue creciendo la web
villadeorgaz.es, y cuando me jubilé me
he dedicado de pleno, pero mucho antes iba almacenando información. Ha sido un
virus permanente.
JOSE MARIA.- ¿Imaginaste entonces todos los libros y
publicaciones que has hecho relacionadas con Orgaz?
JOSE MARIA.- Por tu trabajo relacionado con Archivística
y Documentación te habrá facilitado mucho y no
habrás tenido problemas en abrirte archivos.
JESÚS. - Totalmente, la formación
que tengo de documentalista, me sirve para buscar información y para manejar
ese tipo de documentación.
JOSE MARIA.- ¿Qué diferencia hay entre un documentalista,
un historiador y un licenciado en historia?
JESÚS. - Yo no soy
historiador, no cursé esos estudios.
JOSE MARIA.- Me comentaban hace unos días que un
documentalista consigue documentos y un historiador los interpreta.
JOSE MARIA.- Estás
metido en un nuevo proyecto recopilando información sobre la Guerra Civil en
nuestro pueblo. ¿Cuándo calculas que tendremos el libro en nuestras manos?
JESÚS. - Va para largo. Tengo por
ahora unas 300 páginas escritas, aunque llevo mucho tiempo recopilando
información. Me queda lo más gordo, que son los procesos judiciales a que se
vieron sometidos muchos orgaceños al finalizar la Guerra. En este libro salen
muchos nombres propios como tú sabes, un tema muy problemático y
escabroso, pero muy necesario que se dé
a conocer. No hay futuro sin conocer el pasado, y no sólo el pasado remoto,
sino también el pasado reciente, hasta ahora tan ocultado.
JOSE MARIA. - ¿Te
hubiera gustado estudiar Historia o alguna carrera relacionada?
JESÚS. - No, no, no, no. Estudie
Filosofía para empezar, luego hice Teología en Salamanca, estudios que me
amueblaron la cabeza para la investigación. Luego hice Pedagogía, mientras
trabajaba de Maestro. Después me pasé al tema de Documentación, hice el
doctorado en Granada. Y por mi cuenta aprendí Paleografía.
JOSE MARIA. - ¿Qué
falta por saber de la historia de Orgaz? Mejor dicho, ¿con que legajo, con qué
documento te has encontrado últimamente que sea curioso?
JESÚS. - Lo que más está llamando mi atención es el tema de la
Guerra Civil, lo que pasó en Orgaz, porque aunque los primeros años de la
República fueron bastante pacíficos por lo que estoy viendo, sin embargo los primeros meses de la Guerra
fueron muy violentos, así como la
violencia y sufrimiento que hubo bajo la aparente paz de los años de la posguerra.
JOSE MARIA. - ¡Muchas gracias Jesús por haberme atendido
tan amablemente y ser uno de los primeros protagonistas en esta serie de
entrevistas que estoy realizado!
JESÚS. - Gracias ti José María,
Yo, en plan abuelo Porretas, podría seguir contándote veinte mil historias.
¡Qué fotografia! Era en blanco y negro. Estoy en ella y reconozco a la mayoría
ResponderEliminarLa he coloreado me ha parecido que merecía la pena.
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