En 1940 el pueblo se convirtió en
Monumento Histórico-Artístico facilitando la conservación del casco urbano. Fue
el primer municipio español que consiguió tal distinción.

La iglesia parroquial del siglo XVIII está consagrada a Nuestra Señora de la Asunción , posee un interesante púlpito en granito policromado del siglo XVI, así como es reseñable el Santísimo Cristo del Sudor.
La
fisonomía del pueblo sorprende: de puertas afuera ha cambiado poco en los
últimos siglos. Las calles son estrechas, sinuosas y empedradas, y las
viviendas tienen muros de piedra o adobe con traviesas de madera que trazan
dibujos geométricos. Muchas casas aún exponen la fecha de su
construcción en el dintel, junto a inscripciones y símbolos que hacen
hincapié en el cristianismo de los primeros propietarios. Remiten a épocas en
que las desviaciones religiosas acarreaban complicaciones. Una visita que
merece la pena.




















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